lunes, 25 de enero de 2016

¿Cómo somos más fácilmente manipulables?

En estos días me surgió esta pregunta con la que reabro el blog después de un tiempo largo sin subir nada. La pregunta se puede responder en varios aspectos, pero el que me interesa en este momento es el que tiene que ver con el grado de emocionalidad con el que se involucra uno en algún tema. Dicho más simplemente: ¿somos más manipulables siendo hipersensibles o insensibles? La respuesta más inmediata (también condicionada por cómo hice la pregunta) sería decir: "el justo medio". Ser demasiado pasional resulta en una exageración de la realidad y las consecuencias de los hechos presentes, pero ser demasiado abúlico lleva a exagerar igualmente las cosas al tratarlas de poco importantes o decisivas para uno (aún en casos donde una situación nos perjudica gravemente). Los extremos son, entonces, "saltar por todo" o "dejar que te pasen por encima", digamos.

Ejemplo de una cadena de cines venezolanos de que la redundancia absurda no es difícil de sostener, cuando se quiere.

La cuestión es: ¿existe un punto medio real y factible? ¿O siempre tendemos más para un lado que para otro? En mi caso particular, me es mucho más fácil decir que habría que tender hacia la indolencia, tratando de no sobrepasarse, pero alejándose mucho de la hipersensibilidad. Pero eso es porque mi forma de ser ya es así y me condiciona a seguir esa tendencia. Mi carácter me muestra que involucrarse, participar, estar activo, no necesariamente significa ser efusivo. Uno puede ser muy religioso y no hacerse la señal de la cruz tres veces cada vez que pasa por la puerta de una iglesia; o puede gustarle mucho el fútbol sin gritar como desaforado cada vez que su equipo mete un gol.




Pero lo que quiero analizar acá es más bien la pasión en lo que se refiere a la ideología o la postura política, social, económica. El que es más evidentemente apasionado precisamente no necesita justificar su postura, aunque ataque o defienda con uñas y dientes sin fundamento. Entonces, ¿qué conviene? ¿Conviene intervenir en cada posible discusión que aparezca? ¿O quedarse callado y dejar las cosas libradas a la suerte o el destino? Yo creo que el mejor método es la resistencia no-violenta; esto es, no una resistencia pasiva (que sería violenta para uno mismo) sino una actividad templada por la sencillez, la tranquilidad y la autenticidad (como el título del blog indica). Porque es más fácil fanatizarse si uno es apasionado que si no lo es. La abulia, al menos, no genera escuela; es siempre ensimismamiento. Por lo tanto si caigo en un extremismo, prefiero ser en extremo pasivo.
Claro que con esta frialdad se puede terminar siendo en extremo insensible e igualmente hacer miserables a muchas personas. Hace poco vi Metrópolis (de 1927) y su máxima "El mediador entre el cerebro y las manos debe ser el corazón" me sigue resonando. Aunque Lang se haya arrepentido de la frase, por su sencillez dice mucho y me parece digno de atención. Durante la película se remarca constantemente, y precisamente porque en aquella época (no muy diferente en ese aspecto de la nuestra) la insensibilidad de grandes empresarios anulaba la libertad y la vida de quienes trabajaban para ellos. Entonces en ese caso sí me parece apropiado decir: "¡sintamos; después pensemos!". En nuestra sociedad argentina, pasional, violenta y acrítica (sobre todo con uno mismo), yo mantengo que lo necesario es lo opuesto: ante la indignación y el enojo, estudiar todas las aristas de una cuestión y recién después formar un juicio. Esto no implica sofocar esa pasión, sino recalibrar su potencia, canalizarla y redireccionarla. Sobre todo en la actualidad red-socializada, que se compone en un 75% de indignaciones, enojos y sus respectivas respuestas indignadas y enojadas. (A propósito de eso, recomiendo enormemente guardarse esta página y entrar día por medio: http://seraverdad.tumblr.com/). Porque el paranoico, el que está todo el tiempo esperando que se acabe el mundo, encuentra signos de su predicción en todos lados, y por lo tanto es muy fácil manipular su opinión (si se la necesitase; y la mayoría de las veces los manipuladores se nutren de los paranoicos para propagar el miedo y la desconfianza). Y la manipulación más común es siempre momentánea, porque es aquella que se basa en nuestras pasiones que son nuestras respuestas automatizadas (la racionalización también es un mecanismo, pero al menos es más infrecuente).
Así que bienvenidos son a criticar o comentar a conciencia estas ideas, porque con eso nos ejercitamos y formamos.


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