jueves, 16 de abril de 2015

Textos para rumiar 1

En esta sección van a ir textos que me llaman la atención y me dejan pensando (o que expresan pensamientos que me inquietan -en el buen sentido- desde siempre). Las negritas son mías y resaltan ideas que comparto o con las que me siento identificado. 
Hoy, damos la palabra a Erwin Schroedinger, que parece que tenía toda una filosofía escondida, opacada por el gato de la caja (los gatos siempre queriendo ser el centro de atención...):

"Supón que estás sentado sobre un banco en un camino de un paraje de los Alpes Altos. Alrededor tuyo ves lomas con hierba salpicadas de rocas, en frente una pendiente con un campo de pedruscos con matorrales de álamos bajos. Abruptos tajos con espesa vegetación se alzan hasta muy arriba de los pastos alpinos carentes de árboles. Delante tuyo las cimas coronadas de nieve, cuyos escarpados riscos se suceden con lomas nevadas y se sumergen en el rosa tierno del sol que se despide contra un firmamento de un azul pálido.
Todo esto, que ven tus ojos —de acuerdo con nuestra concepción usual— ha estado aquí, con pequeños cambios, desde hace milenios. Dentro de un ratito —no mucho tiempo— tú ya no estarás mientras que el bosque, las rocas y el cielo seguirán así invariables después de ti.
¿Qué es eso que te ha reclamado repentinamente de la nada para que goces un rato de este espectáculo que ni siquiera repara en ti? Todas las condiciones de tu ser son casi tan viejas como la roca. Desde hace milenios los hombres han ambicionado, sufrido, criado; las mujeres han parido con dolor. A lo mejor hace cien años otro estaba sentado en este lugar y contempló al igual que tú, con idéntico recogimiento y melancolía en el corazón, esas lomas candentes. Había sido engendrado por un hombre y nacido de una mujer al igual que tú. Sentía dolor y alegría como tú. ¿Era otro acaso? ¿No eras tú mismo? ¿Qué significa este tú mismo? ¿Qué condiciones hacen falta para que este engendrado se convierta en ti, justamente tú y no otro? ¿Qué sentido científico claramente comprensible ha de tener ese otro? Si la que es hoy tu madre hubiera cohabitado con otro y le hubiera dado un hijo, y de igual manera tu padre, ¿hubieses llegado a ser tú? ¿O quizás tú en ellos, en el padre de tu padre... ya desde hace milenios? Y si así fuera, ¿por qué no eres tu hermano, ni tu hermano tú, ni uno de tus primos lejanos? ¿Qué es lo que te permite descubrir una tal obstinada diferencia entre tú y otro— si objetivamente la situación es idéntica?
Desde este punto de vista y a partir de este razonamiento puede ocurrir que de repente se ilumine la profunda razón de ser de aquellas motivaciones védicas: es imposible que la unidad, este reconocimiento, el sentir y querer que tú llamas tuyo haya salido de la nada en un cierto momento (no hace mucho tiempo); más bien este reconocer, sentir y querer es esencialmente eterno e invariable y numéricamente es sólo uno en todos los hombres, o mejor dicho en todos los seres sensibles. Pero no así que tú seas una parte, un trozo de un ser eterno e infinito, un aspecto, una modificación de él, como lo quiere el panteísmo de Spinoza. Pues esto continuaría siendo la misma incomprensibilidad: ¿qué parte, qué aspecto eres justamente tú?, ¿qué te diferencia, objetivamente, de los demás? No, por muy incomprensible que parezca al intelecto común: tú —e igualmente cada ser consciente tomado por separado— eres todo en todo. Por ello tu vida, la que tú vives, no es un fragmento del acontecer mundial, sino en cierto sentido, la totalidad. Sin embargo, esta totalidad está compuesta de tal forma que no se puede abarcar con una mirada. Como se sabe es esto lo que los brahamanes expresan con la sagrada, mística y sin embargo sencilla fórmula: tat twan asi [esto eres tú]. O también con palabras como: yo estoy en el este y en el oeste, estoy abajo y arriba, yo soy la totalidad del mundo".

E. Schroedinger - Mi concepción del mundo.

Y yo agrego: ¿Por qué causa más angustia lo que pasará después de muertos que lo que pasó antes de existir, si tarde o temprano nos vamos a enterar de lo primero mientras que lo segundo tal vez no lo sepamos nunca? ¿Cómo pude haber sido antes de haber sido? ¿Pude haber aparecido yo (mi yo personal y, por decirlo de alguna manera, esencial) desde la nada misma? ¿O qué era antes de ser?
Interesante también la última parte de la cita, que me hace recordar muchísimo al perspectivismo de Ortega y Gasset, del cual seguramente hablaré en algún momento.

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